¡Oh grande, oh poderosa, oh sacrosanta,
alma ciudad de Roma! A ti me inclino,devoto, humilde y nuevo peregrino,
a quien admira ver belleza tanta.
Tu vista, que a tu fama se adelanta,
al ingenio suspende, aunque divino,de aquél que a verte y adorarte vino
con tierno afecto y con desnuda planta.
La tierra de tu suelo, que contemplo
con la sangre de mártires mezclada,es la reliquia universal del suelo.
No hay parte en ti que no sirva de ejemplo
de santidad, así como trazadade la ciudad de Dios al gran modelo.
Fuente