Cervantes vivió casi un año en Roma, entre septiembre de 1569 y el verano de 1570, como camarero del cardenal Giulio Acquaviva. Roma fue una bisagra de su biografía. Marcó el paso de la vida de estudiante a la de soldado. Estuvo poco tiempo en la ciudad eterna, pero lo suficiente para conocer la urbe y su ambiente. Cervantes era joven, tenía 22 años, y la mente muy despierta. Al final de sus días, Cervantes concluye su última novela "Los trabajos de Persiles y Sigismunda", situando Roma como meta de los protagonistas. Mientras su cuerpo desfallecía en Madrid, su espíritu estaba en Roma.
No tiene nada que ver con el contenido de este blog abandonado, ni con este último artículo, pero:
ResponderEliminarAl acceder a la portada del blog, me pide que me identifique con un certificado digital y me da a elegir entre los que tengo instalados en el navegador. ¿Para qué necesito identificarme?
Sé que este artículo tiene más de cinco años y el comentario parece irrelevante. A buenas horas, mangas verdes.
Gracias y saludos cordiales.